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Fabián Guzmán: “Es un trabajo muy sacrificado el de la panadería realmente te tiene que gustar"

Fabián Guzmán es el actual propietario de Panadería y Confitería ‘El Molino’, sita en la tradicional esquina de calles 25 de Mayo y Almafuerte.

Proveniente de la desaparecida Panadería La Federación (estaba ubicada en la intersección de avenida Mitre y calle Manuel López) hace 4 años que se encuentra al frente de la panadería, pero el comercio en sí tiene más de 80 años de historia en la ciudad.

En diálogo con Radio del Centro, el propietario nos cuenta que “Mantuvieron el nombre por tradición debido a que la ciudad conoce Panadería ‘El Molino’ así que decidimos conservar la razón social del comercio”.

Seguidamente, expresó: “Trajimos a nuestra clientela que teníamos en ‘Federación’ asimismo nuestros productos y eso permitió que mucha gente de ese barrio nos siguiera y asimismo se fueron sumando más clientes nuevos también porque a los vecinos de esta zona les agradó nuestra propuesta en tanto que mercadería porque mantenemos la calidad y el precio”.

“Cada panadería tiene su impronta no es lo mismo probar nuestro pan o facturas en relación al de otras panaderías porque cada una tiene su toque de distinción”, consideró Guzmán, y exclamó: “Nuestro fuerte son los pasteles todos los productos que vendemos son buenos pero los pasteles son los destacados”.

“La materia prima aumenta mucho, cada 10 o 15 días sufrimos un incremento y no puedo trasladarlo al mostrador, caso contrario, la gente no compraría. De hecho, no se compra más por kilo sino que se compra por pesos”, consignó el panadero.

E indicó: “Anteriormente era un kilo, pero hoy el cliente compra en base al dinero que dispone. Anteriormente era una docena de facturas y ahora piden aquello que les alcance por una determinada cantidad de dinero”.

“Fuimos uno de los pocos rubros que nunca cerramos aunque tuvimos que reducir el horario. En el inicio de la pandemia regalaba cierta cantidad de kilos de pan y facturas por día a la gente que necesitaba porque no podían comprar debido a que no podían trabajar”, esgrimió Guzmán, y añadió: “Tenía un límite y no me alcanzaba pero era una manera de poder colaborar en ese momento difícil. Cuando la situación se acomodó la gente dejó de venir a buscar”.

“Concurrían a buscar pan o facturas personas que eran clientes nuestros pero no tenían dinero para poder comprar al carecer de ingresos teniendo en cuenta que en muchos casos viven al día”, puntualizó, aunque aclaró: “Los empleados nunca se quedaron sin trabajar”.

Acto seguido, se refirió a los horarios de trabajo que se manejan en el rubro: “En mi caso vengo a las 2 am para cocinar hasta las 5 am, regreso a las 8 u 8.30 hasta las 13, después los empleados concurren en horario vespertino. Es un trabajo muy sacrificado el de la panadería y en nuestro caso atendemos de lunes a lunes”. Los horarios de atención son de 7 a 13 y de 15.30 a 19.30.

“En el horario de la madrugada es cuando más trabajamos, es un oficio que realmente te tiene que gustar para poder desarrollarlo”, aseguró Guzmán.

En cuanto a la elaboración, mencionó: “Tenemos anotado aquello a hacer el día siguiente, así nos organizamos y elaboramos un día en específico el pan sin sal, el pan integral, los pasteles que hacemos los fines de semana. Tenemos tortas que hacemos día por medio o por encargue alguna en especial”.

“Nuestra clientela sabe que un determinado día puede encontrar un producto y nos manejamos así. Tenemos clientes para todos los productos que ofrecemos”, subrayó.

En tal sentido, deslizó: “Seguramente nos faltarán muchas cosas por hacer pero realmente elaboramos aquello que podemos porque únicamente somos dos las personas que estamos trabajando en la preparación y en la cocción”.

“El pan lleva un tiempo más prolongado de elaboración porque es lo que hacemos en mayor cantidad. También la factura por su preparación particular y después cocinar todos los productos es donde más nos demoramos”, subrayó Guzmán.

Además, dijo que: “La gente adulta es mayormente quien mantiene la costumbre de llevar su cantidad de pan diariamente es ya como una regla que tiene”.

Por otro lado, manifestó que, tienen muchos clientes jóvenes de paso que se llevan una docena de facturas. “También en la vuelta del trabajo se acercan a comprar algo. La gente mayor ya es más tradicional en relación a llevarse sus panes”, precisó.

El clima también influye en las ventas y así lo refleja Guzmán: “Los días de lluvia salen mucho los pasteles, torta fritas, churros es otra de las cuestionas habituales que se mantienen en el rubro”.

“En invierno se incrementan más las ventas en relación al verano, además apenas llovizna, hace un poco de frío y es increíble el cambio existente en cuanto a la cantidad de personas que se acercan a comprar algunos de los productos que tenemos a la venta y es entendible lógicamente”, cerró.








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