“El rito religioso está muy vinculado con el rito teatral y también la obra reflexiona al respecto”
El próximo viernes, llega a Chivilcoy y más precisamente al CEM, ‘La Ponedora, el último milagro’ de Ana Lucía Rodríguez. Con buenas críticas por parte de la prensa especializada y un recorrido iniciado en 2016, se presentará por primera vez en nuestra ciudad y será en el espacio de la calle Frías Nº 28.
Se trata de una función única, a partir de las 22. Las entradas se pueden conseguir a través del Instagram del CEM @cem.espaciodearte o en su defecto comunicándose al teléfono móvil: 2346-514439.
Ante la alarmante pérdida de fieles y el avance de las nuevas iglesias, la parroquia "Nuestra Señora de la Purificación" de Ayacucho decide recurrir como último recurso a un mito popular para mostrarlo como propio: Iris, una mujer desequilibrada que pone huevos milagrosos en el prostíbulo del pueblo. El Monseñor Betancourt deberá acudir a la mismísima madame del burdel, la astuta Mónica Tiraboschi para pedirle su milagro y salvar así la iglesia de Ayacucho.
Entrevistada en Radio del Centro, acerca de su llegada a Chivilcoy, la directora de la obra, Ana Lucía Rodríguez, comentó que luego de presentarse en nuestra ciudad también estarán en Rawson.
“Ya nos habíamos jugado a empezar a hacer funciones por fuera de Capital Federal, concurrimos a Gualeguaychú, a La Plata, a Mar del Plata, amamos la obra y queremos mucho ésta grupalidad con una compañía bastante estable en cuanto a sus integrantes pero ofrecer cada año una propuesta diferente”, expresó en cuanto a sacar La Ponedora de Buenos Aires.
Ficha técnica
Elenco: Eugenia Aguilar - Trinidad Alcorta. Ananda Bredice - Iris, la Ponedora. Santiago Fraccarolli - Padre Christian.Gastón Frías - Capellán Gerardo. Martín Kahan - Monseñor Betancourt. Rocío Saldeña - Mónica Tiraboschi. Asistencia de Dirección: Giuliana Zinga - Juan Ignacio Barea
Dramaturgia y Dirección: Ana Lucia Rodríguez.
-¿La Ponedora es una comedia?
-Es una comedia que estrenamos en 2016 y no paramos de hacer la obra, solamente durante la pandemia con un interrupción durante 2020 – 2021 pero después retomamos porque la queremos mucho, disfrutamos de hacerla y sabemos que al público le agrada.
La obra siempre tuvo muy buena llegada para con el público, es muy graciosa y desopilante a punto tal que se trata de una mujer que pone huevos milagrosos cuya historia transcurre en un pueblo de la provincia de Buenos Aires, más precisamente la situamos en Ayacucho, dentro de una pequeña Parroquia que se encuentra desesperada porque no paran de irse los fieles a las nuevas iglesias. Por lo tanto, la parroquia decide recurrir como última opción, logrando convencer al Monseñor, a éste mito popular existente con un rumor que empieza a circular en el pueblo de una mujer que pone huevos milagrosos donde después de obtenerlos, la gente una vez obtenidos éstos huevos termina recibiendo aquello que precisa. Lógicamente que no será todo tan simple para la Iglesia porque luego tampoco sucederá aquello que todos quieran.
-¿Cómo surge el texto?
-El texto surge netamente de improvisación, la imagen que teníamos como punto de partida fueron dos curas jugando al ajedrez, trabajamos dos años dentro de un proceso arduo de ensayo y a partir de ésta imagen generadora, como diría Kartun. Hay un cuadro de Mefistófeles y Fausto jugando al ajedrez y detrás hay un angelito, fue la imagen disparadora aunque después utilizamos mucha la referencia plástica para la obra, pinturas de Caraballo y mucho barroco como asimismo renacimiento que se encuentra muy vinculado a la Iglesia para armar imágenes debido a que la obra para mí tiene muy fuertes imágenes organizadas. Al Angel también lo nombro porque en nuestro caso estaban los dos curas y ‘Trini’ que es la sobrina del Monseñor, que en principio fue una monja, todo surgido de la improvisación con prueba – error y avance con escenas que se ensayaron muchísimo y después no quedaron, también varios finales e hipótesis del sentido total de La Ponedora, que venía a representar y además la obra dialoga mucho, hasta burlonamente, con la política que se fue actualizando con el correr del tiempo de la misma manera que sucede con las instituciones y su peso dentro de la sociedad.
-Las críticas son muy buenas ¿qué importancia le das?
-Fue muy sorpresiva la reacción del espectador, no nos esperábamos que a la gente agrade tanto y se genera tanta adherencia a la obra, que a la crítica también le interese tanto, fue ocurriendo porque en principio comenzaron en blogs y medios más iniciáticos hasta llegar a los nacionales como Clarín, La Nación, Osvaldo Quiroga, Jorge Dubatti, toda una hermosa sorpresa que estuvo muy buena.
-¿Qué definición le das a la propuesta?
-Pensamos en una actuación verosímil pero sin desempeñarnos dentro de una hipótesis naturalista de la actuación si no en un actor o actriz que organiza la ficción y puede intervenir en el espacio tiempo para producir algo en el espectador, no es específicamente paródico si no que hay un actor o actriz opinando de lo que está haciendo sin una búsqueda de velar la ficción, la obra en tal sentido es juguetona partiendo de la hipótesis de una mujer que pone huevos, no estamos hablando del vínculo traumático de una madre y una hija, entonces la ficción que estábamos construyendo nos permitía de una manera muy lúdica y gozosa juguetear con las posibilidades rítmicas, formales que propone la ficción.
De hecho, el rito religioso está muy vinculado con el rito teatral y también la obra reflexiona al respecto; hay un texto, vestuario, acciones que se repiten todos los domingos que parecen tener ciertos efectos milagrosos que en nosotros está puesto en la ficción y en la actuación.
-¿A partir de la obra surge la compañía?
-Después de la ésta obra La Ponedora se convirtió en una compañía estable e hicimos tres obras más e incluso hasta una película, nos convertimos en un grupo de trabajo que también organizó un festival en el Centro Cultural Recoleta e hicimos una película que nos financió el Centro Cultural Español en Buenos Aires, pudimos empezar a trabajar de una manera muy productiva ocupando varios roles, no solamente la actuación y dirección dentro de una grupalidad que fue creciendo, aparecieron nuevas personas y todo el tiempo se está renovando. En tal sentido, la actriz que interpretaba a La Ponedora se fue a vivir a España y ahora tenemos a una reciente Ponedora que se llama Ananda Brédice que cuando estrenamos la obra nos hacía la boletería, así que la grupalidad se recicla y trabaja. No es fácil encontrar un grupo de trabajo porque se establece un vínculo con algunas personas que nunca imaginas voy a trabajar con ellas durante 8 años y se harán tantas cosas de manera paralela.
-¿Con qué puesta se encontrará el espectador?
-Se van a encontrar con un espectáculo que tiene una importante calidad de actuación, confío mucho en ella, la van a pasar muy bien, se van a reír, no van a poder creer aquello a que ocurre en escena y además un poco de reflexión en cuanto a cómo operan la ficción y la realidad. Para mí la obra evolucionó un montón, creció mucho la obra y se fue traduciendo en cuanto a que hubo mucha adaptación vinculada a todos los espacios, siempre se hizo hincapié en los lugares y al movernos de una sala a otra, se requirió de una adaptación e hizo que la actuación esté mucho más sólida junto a una labor de 6 o 7 años de un mismo espectáculo, por eso el goce de la actuación teniendo en cuenta que cuentan con mucha historia y a nivel ritmo mejoró muchísimo, el final lo estrenamos de una manera pero después fuimos cambiando, buscando, pensando de forma distinta.
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