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“El objetivo no era llegar al Valle de las Lágrimas si no ir al Valle de las Lágrimas juntos en equipo y luego volver a casa para contar la experiencia”

Un equipo integrado por pacientes oncológicas junto a su equipo interdisciplinario de salud, liderado por la Dra. Lucía Fabiano partió el pasado jueves hacia la Cordillera de los Andes, con el objetivo de llevar a cabo la travesía hacia el Valle de las Lágrimas, al Memorial ubicado a 3.600 metros de altura y casi a 500 metros de Chile.

El desafío abarcó tres días de trekking, partiendo desde el cerro “El Sosneado” y avanzando unos 50 kilómetros de montaña en altura hacia el místico lugar donde cayó el avión en 1972 y que originó el conocido “milagro de los Andes” donde sobrevivieron 16 jóvenes uruguayos.

Entrevistada en Radio del Centro, la Dra. Lucía Fabiano, una de las encargadas de llevar adelante la  tan mentada travesía cordillerana, se expresó con respecto a la experiencia que atravesaron pasando por distintas realidades climáticas pero principalmente sensaciones encontradas y muchas emociones teniendo en cuenta el propósito de ésta aventura.

 

‘La experiencia fue única’

Llegamos el día lunes, cansados porque fue un viaje largo y además tuvimos un percance con la traffic, así que se demoró un poco más de lo previsto y fueron cuatro días sumamente exigentes pero satisfactorios porque la experiencia fue única. Considero que cualquiera de nosotros, de no ser por éste motivo puntual que nos unía a hacer la travesía, por cuenta propia no la afrontábamos debido a que fue muy exigente, tal vez más de lo que pensamos pese a entrenar muchísimo para poder realizarla pero la montaña es un mundo aparte aunque hayamos entrenado varias horas en la ciudad. Además, la subimos con peso y durmiendo mal, por eso resultó una gran exigencia para todos pero felices de poder concretarla.

El broche de oro era llegar al Valle de las Lágrimas o hasta donde cada uno podía, el no poder completar la travesía puede generar cierto grado de frustración pero no era nuestro objetivo de completarla porque el grupo era muy dispar en muchos aspectos tanto de edad, como de actividad, peso y cada uno tenía que tratar de hacer su propia montaña y hasta dónde era capaz de llegar e incluso intentar hacerlo porque no son muchas las personas que se animan.

En algún punto de la travesía me asusté porque temía que pudiera pasarle algo a quienes integrábamos el equipo porque estábamos en la altura bien alejados de todo, mirando San Martín de los Andes y pensado si nos pasa algo acá cómo volvemos a casa, pero merced a integrantes de un equipo que siempre sostiene pudimos cumplir con el desafío. Nos costó ir todos juntos porque cada uno tiene su propio ritmo pero mucha alegría poder finalizar con el recorrido.

 

‘El mensaje de la travesía es lo que más nos llevamos a nuestros hogares’

La movida previa a la caminata fue espectacular y fuera de la exigencia, la experiencia resultó maravillosa. Sin dudas lo que más me quedó de éste viaje y me llenó de orgullo, de felicidad obedece a toda la tarea previa como asimismo la cantidad de gente que se acercó a apoyarnos, a felicitarnos, independientemente de saber si subíamos o no, quién quedaba más abajo o más arriba. Los mensajes que recibimos de admiración por las pacientes que concurrieron significó una inyección de energía que se le brinda a mucha gente que no se anima o por tener diagnóstico de cáncer no quiere salir de su casa porque siente que se va a fatigar. El mensaje de la travesía es lo que más nos llevamos a nuestros hogares y queremos transmitir a los pacientes.

No teníamos idea de lo que era un trekking, solamente Javier Azcola es el que está un poco más entrenado porque corre y camina pero tampoco sin experiencias a éstas alturas y desconocíamos la magnitud del viaje con su implicancia, el estar a 3700 metros de altura con toda la sintomatología que puede conllevar. Para las pacientes fue tremendo porque el atreverse a hacerlo ya era un montón y el equipo de salud sosteniéndonos como podíamos debido al cansancio, cada integrante con sus limitaciones en distintos momentos pero afortunadamente completamos la travesía y pudimos volver a casa todos bien.

 

‘Estando arriba de la montaña lo que me pasó fue pensar en los uruguayos’

En la montaña pasamos por todos los climas debido a que el primer día que estuvimos nos encontramos con un clima nublado e hizo mucho frío, pero al día siguiente cuando subimos al Valle de las Lágrimas hizo calor aunque más arriba nos encontramos con mucho viento como asimismo con nieve y cuando subimos al valle que estuvimos un rato ahí, que se denomina el memorial porque están los restos, realmente sentí mucho frío pero cuando bajamos el clima estaba agradable. El último día de travesía fue con calor hasta en algún momento cayeron unas gotas así que pasamos por todos los climas en un ratito.

Cuando subí al valle estaba sinceramente agotada, me costaba respirar y tenía un poco de miedo aunque llegar y observar los restos del avión, no hay persona que no se emocione ni se quiebre. Una vez en mi casa que pude descansar, reencontrarme con mis hijas después de 4 días de desconexión que también fueron complicados para mí el estar alejada de ellas y de todo, tomé conciencia de la magnitud que habíamos hecho por todo aquello que implica la travesía y la idea es espectacular porque realmente el paciente oncológico debe hacer diferentes maniobras de supervivencia.

Estando arriba de la montaña lo que me pasó fue pensar en los uruguayos, personas que estuvieron en ese lugar donde se puede observar el sitio donde estuvo el avión donde permanecieron durante tantos días y nosotros abrigados, con bastones, alimentados nos costó mucho a partir de una travesía sumamente exigente no podía imaginarme lo que pasaron esos chicos en aquel momento y lo que implicó una tragedia inimaginable. Pudimos observar restos como botines, ropa, urnas de cenizas que acercaron familiares de las personas fallecidas en el lugar por la tragedia.

 

‘El abrazo final demostró la unión del grupo y nos dejó un montón de enseñanzas’

Son un montón de sentimientos encontrados en un cuestión de minutos pasando de partir contentos charlando, después falta el aire, llorar por extrañar a los seres queridos, luego sentir hambre, frío o calor, volver a reírnos y sí nos pasaba que cuando alguna de las pacientes o integrante del equipo de salud quedaba a mitad de camino aparecía el enojo, la bronca, la frustración pero lo trabajamos para que no aparezca porque el objetivo no era llegar al Valle de las Lágrimas si no ir al Valle de las Lágrimas juntos en equipo y luego volver a casa para contar la experiencia. El abrazo final no solamente nos demostró la unión del grupo si no también que nos dejó un montón de enseñanzas para hacer como equipo una travesía propia que pueda ser más inclusiva y abarque a una mayor cantidad de personas.

 

El equipo

Los doce participantes de la gesta: Dra. Lucía Fabiano (Jefa del Servicio de Oncología del Hospital Municipal), Dra. Natalia Garmendia ( médica clínica), Lic. Soledad Ríos (psicóloga), Lic. Mariana Gaggini (kinesiología) y Javier Azcola y Claudia Vero (enfermeros del Servicio).

Las pacientes que decidieron llevar adelante la travesía son: Julieta Sosa, Talía Pintos, Flavia Amena, Valeria Moyano y Yanila Girotti.



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